Claves de gestión en verano: agua

Métodos artificiales
Desgraciadamente, el agua es un bien preciado que a menudo escasea, no como antaño, que en cualquier monte había fuentes y cauces que llevaban agua y pocas veces se agotaban. Sin embargo, hoy la realidad es bien distinta, ya que en muchos ecosistemas peninsulares la falta de este líquido es el denominador común de todos ellos. Por consiguiente, si deseamos gestionar como es debido el recurso cinegético, en las temporadas de escasas precipitaciones no nos queda otra solución que recurrir al empleo de métodos artificiales para paliar la sed de los ungulados silvestres. Existen diferentes tipos de actuaciones y modelos especialmente diseñados para este fin. El método más natural para los animales y efectivo para el gestor consiste, sin duda, en rellenar de manera periódica alguna charca por medio de una cisterna. Aunque les aclaro que en este tipo de actuaciones, el mayor inconveniente es la pérdida de agua por las filtraciones del propio lecho y la evaporación. Para que me entiendan mejor, pongamos que contamos con un lavajo o charca que tenga una superficie de diez o quince metros de radio por un metro de profundidad; nuestra experiencia nos dice que teniendo en cuenta las mermas aludidas y el líquido que beben los animales, para mantener un nivel aceptable habrá que suministrar alrededor de 20.000 litros de agua cada quince días y así durante dos o tres meses. Echen cuentas y valoren: el éxito cinegético lo tienen asegurado de antemano, lo único que deben decidir es si les compensa el desembolso económico que es preciso realizar.
Como alternativa están los diferentes modelos de aguaderos artificiales que existen en el mercado. El más sencillo es el tradicional empleo de canaletas distribuidas estratégicamente por el territorio y luego rellenarlas de manera periódica. Otra posibilidad es la de construir pequeñas balsas mediante una obra sencilla: consiste en hacer un hoyo en el suelo aproximadamente de un metro de radio y algo menos de profundidad que luego revestiremos con una masa de cemento y arena a la que añadiremos un producto hidrófugo con el fin de evitar la fuga del líquido; esta especie de charco igual puede servir de baña para los guarros o de bebedero, y les aseguro que da excelentes resultados. Similar al montaje anterior es utilizar como recipiente una bañera vieja, que dejaremos enterrada en la tierra hasta el borde superior de la misma. Por último, les voy a comentar acerca de otro modelo distinto pero muy útil: se trata de un cubo de plástico reforzado con tirantes de aluminio. Los hay con capacidad para albergar trescientos, quinientos o mil litros, e incluso mayores, a los que sólo hay que añadirles una llave de paso en su parte inferior y acoplarles a ésta una cañería de material plástico de la que derivamos tres o cuatro tomas diferentes para llenar unas pequeñas cubetas que incrustaremos a ras suelo, siendo éstas las que cumplirán la función de bebederos.
(Texto: J. L. T. Conde / Fotos: Shutterstock y Nova Toma)