Pointer

El temperamento del pointer es el más adecuado para cazar en las últimas jornadas de la temporada cinegética, cuando la escasez de piezas nos exige un perro de mayor velocidad y amplitud de búsqueda. El temperamento de la raza compensa de un modo ideal las dificultades, es impulsivo, rápido, de frenadas impresionantes; todo ello es el resultado de una sobre extensiones de terreno muy amplias.
Cuando el perro se queda clavado sobre el terreno mostrando la pieza se consuma el viejo rito de la caza, abatir la pieza y cobrarla queda relegado a un segundo plano. Así pensaban los antiguos deportistas británicos, aquellos hombres que seleccionaron los primeros perros de muestra, como el pointer, sin exigirles cobro.
Mostrar la pieza al cazador… ¡cuántos pintores han inmortalizado este dramático momento en sus lienzos! El perro inmóvil, rígido. Cola, lomo y hocico en línea recta apuntando hacia una hipotética pieza oculta a su vista, sacudido el cuerpo por ligeros temblores de emoción, aguardando ese momento en que la voz de mando le haga levantar la pieza.
Ese pointer que queda paralizado a la menor emanación que su superdotado olfato percibe, esa correlación entre nariz extraordinaria y gran velocidad que encontramos en la raza, es el resultado de una selección para cazar en condiciones difíciles.
Cuando la perdiz en el llano parece inalcanzable, cuando vemos los bandos moverse en la distancia como objeto de un deseo que no podemos satisfacer, conocedores de que nuestras fuerzas no nos van a permitir alcanzarlos, el pointer sabe conducir con maestría el bando hacia los barbechos que al darlas protección las invitan a esconderse, o hacia la ladera de una colina donde se posan para vigilarnos.
En los baldíos de ambas Castillas, cuando el frío del invierno es intenso y la perdiz escasa, la búsqueda amplia y eficaz del pointer y su nariz superlativa son esenciales para alcanzar a la desconfiada y arisca perdiz de invierno esa que no rompe los bandos si no se siente muy segura. Cazar es más fácil cuando a nuestro lado tenemos un pointer.
En el campo nuestro pointer nos va a dar un espectáculo de buen hacer, pues su afición por la caza le convierte en una máquina perfectamente preparada para mostrar cuantas piezas se encuentren en su radio de acción. Su galope impetuoso no merma su trabajo y gracias a su excepcional resistencia física, que le permite mantenerlo toda la jornada, nos va a cubrir mucho terreno. Puede que algunos ejemplares tiendan a alejarse, lo que generalmente se resuelve con un adecuado adiestramiento.
Es constante en la búsqueda, recorriendo con un preciso ritmo cada rincón del terreno en que desarrolla la acción cinegética. No hay duda, estamos ante un perro nacido para cazar. La caza de la perdiz con perro de muestra es sin duda la modalidad de caza menor más interesante, apasionada y deportiva de cuantas se puede practicar, la que antes pone en evidencia la capacidad y conocimientos del cazador tanto en su relación con el campo y la pieza como en el manejo.
(Texto: Eduardo de Benito / Fotos: Archivo)
Junto a Mike Robinson iremos tras el muntjak, un ejemplar muy popular en los cazaderos del Reino Unido. Tras este rececho con ayuda de un halcón, daremos buena cuenta de la carne del animal abatido.